miércoles, 26 de julio de 2023

Focalizar es un Arte

De las habilidades terapéuticas que un terapeuta carga en su maleta de herramientas, la Focalización ocupa un lugar especial dentro de todo el proceso terapéutico, pues Focalizar o Enfocar traza la ruta diagnóstica, orienta la entrevista y la validación o no de las hipótesis terapéuticas, organiza la estrategia terapéutica desde los objetivos terapéuticos acordados y las técnicas más apropiadas para alcanzarlos, entonces sí, focalizar o enfocar, es la pieza que cohesiona todo el proceso terapéutico.
No está de más escribir, que el foco es dinámico, va cambiando, para lo que el terapeuta necesita cierta flexibilidad (otra importante habilidad terapéutica) y sin perder el cierre del foco anterior, pueda enfocar hacia otra necesidad del paciente, a esto lo llamamos, "Redefinición del problema" y es esperable que suceda. 

Todo esto cohesiona la relación psicoterapéutica, que al final es una relación profesional que se asienta sobre una relación interpersonal, que exige roles técnicos específicos y asimétricos, los cuales se sostienen a partir de una relación humana entre personas que están de acuerdo en trabajar juntas (Guía Clínica para la psicoterapia, 2004, p. 100), por lo que se espera que el terapeuta guie el proceso desde su experticia y una forma de hacerlo es a través de la focalización, de paso, un elemento clave para la construcción de la Alianza Terapéutica (sí, esa que tanto repito en casi todas las entradas), pero que según De La Parra (2006) está constituida por tres componentes: a) el acuerdo sobre la tarea de la terapia, b) el acuerdo sobre los objetivos y c) el vínculo, que corresponde a la  relación afectiva, terapeuta-paciente. Esta clasificación da cuenta de la alianza como un factor multidimensional; planteando además que la alianza terapéutica es prerrequisito para el cambio en cualquier tipo de terapia, lo que nos lleva al significado de los factores genéricos en psicoterapia (p. 17)

Dotándolo de "carnita teórica", La tarea de focalizar consiste en concentrar la labor terapéutica en determinados conflictos o síntomas del paciente, Michael Balint y sus colaboradores (1972) fueron quienes introdujeron el término de foco tratando de delimitar un encuadre de psicoterapia, que además de limitarse en el tiempo se limitará en contenidos. El concepto del foco puede comprenderse de dos formas: una de ellas, refiere a la acción de focalizar como un modelo de trabajo, es decir, una estrategia que ordena el trabajo del psicoterapeuta. Y, la segunda, el foco como hipótesis propia del material que el paciente trae.

Por otro lado, no es extraño confundir el foco con el motivo de consulta, no son sinónimos, pero sí interdependientes, pues es muy frecuente que el foco provenga del motivo de consulta. Tampoco confundan el focalizar con los objetivos terapéuticos, para mayor claridad tomamos a Defey (2004) cuando expresa lo siguiente:

"El concepto de foco se refiere a lo qué se va a trabajar, es decir, qué temas se van a abordar, mientras que los objetivos constituyen el para qué del tratamiento: el rumbo que va a tomar y el destino al que se dirige" (p. 37).
Dahlbender, KâcheleFrevert y  Schnekenburger (s.f.) afirman que la significación fundamental del concepto de foco para el    profesional clínico radica en que éste orienta sus actividades clínicas, desde el momento en que le proporciona los puntos de partida para sus intervenciones terapéuticas. Los resultados de la investigación sobre psicoterapia subrayan que el  foco de tratamiento puede ser vinculado de forma inmediata con el resultado de la terapia.

Es tarea del terapeuta el otorgar un sentido, hasta ese momento oculto, al conjunto, en un primer momento aparentemente inabarcable, de síntomas, modos de comportamiento, vivencias y conflictos de un paciente. En una primera aproximación al concepto de foco, el focalizar no es otra cosa que una “fuerza previsora- conformadora y dadora de sentido, la cual, vinculando empatía y orden, reconoce una crisis entre la Escila de la perplejidad y la Caribdis dela rigidez, crisis a la cual cumple superar” (Lachauer 1992, p. 25).


En este punto es importante invitar a los terapeutas para no adelantarse en pensar la técnica a aplicar, sino en hacer una comprensión lo más completa posible del síntoma y sus contextos, para FOCALIZAR, focalizar y focalizar. 

**Adriana Sofía Silva Silva, Psicóloga, Magíster en psicología, Magíster en terapia familiar sistémica, Supervisora clínica equipos de salud mental, mentora en la Global Psychology Alliance, Escritora.  

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Referencias Bibliográficas.


Balint, M.; Ornstein, P.H.; Balint, E. (1972): Focal psychotherapy. An example

of applied psychoanalysis. Tavistok. London.


De la Parra, G. (2006), Investigación, vínculo y cambio ¿Algo nuevo bajo el sol? Recuperado en: http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000386

Defey, D. (2004) Psicoterapia Psicoanalítica Focalizada En Defey, D. y colab. Vidas en Crisis. La Técnica de la Psicoterapia Focal Psicoanalítica en vivo. (pp .20-48). Montevideo, Uruguay: EDUCAT.

Fiorini, H. (2002) El Concepto de Foco. En: Teoría y Técnica de Psicoterapias. Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión, 18ª. Edición

 


lunes, 10 de julio de 2023

Basic Helping Skills (BHS)-Destrezas básicas de atención en salud mental.

Uno de los obstáculos para que un grupo de psicólogos y terapeutas se sienten a conversar desde un espíritu de comprensión y deseo de aprendizaje mutuo (a parte del Ego) sin duda ha sido la división entre escuelas, enfoques y/o modelos psicológicos. Necesarios por supuesto, en una primera etapa de instrucción y formación...infructuosos en el mundo real, cuando el contexto y una realidad demanda trabajo en equipo intradisciplinario (incluyendo acciones desde lo multi, inter y transdiciplinario)

Entonces proponer esta idea muy utilizada en los procesos de mediación en contextos psicojurídicos: Acordar estar de acuerdo, no creo que resulte tan fuera de tono:

1. Podemos acordar estar de acuerdo en que no hay un modelo de intervención basada en la evidencia científica, mejo que otro.

2. Podemos acordar estar de acuerdo en que ningún psicólogo terapeuta puede juzgar como equivocado el modelo de intervención basada en la evidencia científica de otro colega.

3. Podemos acordar estar de acuerdo en que existen unas habilidades terapéuticas transversales que se requieren para el ejercicio de la psicoterapia.

4. Podemos acordar estar de acuerdo en que el proceso terapéutico consta de varios pasos o componentes, que le otorgan coherencia a una sesión y al proceso mismo.

5. Podemos acordar estar de acuerdo en que los profesionales en psicología, son talento humano en salud, por lo tanto las tecnologías en salud propias de la profesión, estén basadas en la evidencia científica (esto no les gusta mucho a los colegas y a los intrusos que aplican pseudoterapias, llamadas así, precisamente porque no cumplen con los criterios para ser consideradas tecnologías en salud, entonces aquí, podemos acordar estar de acuerdo en que son elecciones personales alejadas de la psicología como disciplina científica) 

Por último y en el que me voy a detener un poco más. 

6. Podemos acordar estar de acuerdo en que se necesitan desarrollar una serie de destrezas básicas para atención en salud mental con énfasis en lo multicultural, porque así es el mundo. Con esto tejemos el puente hacia una internacionalización de competencias cross-cultural. 

Si bien es cierto, a nivel profesional he estado trabajando desde hace más de 15 años en un modelo de Supervisión Clínica y de fortalecimiento de Habilidades Terapéuticas, sería irresponsable de mi parte colocarlo como ejemplo, no hasta que su validación internacional por un grupo de colegas, sea completada.

Por lo que tomaré como referencia las Basic Helping Skills (BHS) contenidas en el Problem Management Plus (PM+) un manual desarrollado por la OMS, que propone una intervención psicológica medible, diseñada precisamente para orientar a comunidades afectadas por situaciones de estrés complejas.

¿Cuáles son estas habilidades? intentaré resumirlas aquí, sin hacer mucho parafraseo para no afectar la intención con las cuales fueron descritas por la OMS:

RESPETO A LAS PERSONAS: un genuino deseo de ayudar a las personas, estar abierto a nuevas ideas y tener interés en escuchar a otras. Sobre todo, la asistencia siempre debería proporcionarse de una manera que respete la dignidad de la persona, que sea culturalmente sensible y apropiada, y que esté libre de discriminación por razón de raza, color, género, edad, idioma, religión, opinión política, origen nacional, étnico o tribal, orientación sexual, lugar de nacimiento u otro estatus.

COMPRENSIÓN CULTURAL, DE GÉNERO Y LINGÜÍSTICA: tener una buena comprensión de las culturas locales con las cuales estará trabajando. Esto generalmente no representa un problema si usted mismo proviene de la comunidad local o tiene antecedentes culturales similares. Sin embargo, puede haber enormes diferencias dentro 21 de los países, regiones y comunidades. Las sociedades son complejas y tienen muchos grupos e influencias culturales, y es posible que usted no esté familiarizado con cada cultura. Esto incluye los roles y expectativas de género, así como las diversas creencias y prácticas religiosas.

A veces necesitará aprender más acerca del sistema de creencias culturales de una persona, puede hacerlo preguntándoles acerca de sus creencias y sobre las costumbres de su grupo. Al formular estas preguntas, usted expresa respeto por las posibles diferencias y ayuda a reducir las probabilidades de ofender a la persona o de omitir información importante.

CONFIDENCIALIDAD: la confianza y la confiabilidad son importantes en su relación con las personas que asiste. Una persona necesita saber que cuando habla abiertamente acerca de cuestiones personales, esa información va a permanecer confidencial o privada. Esto es especialmente cierto para sobrevivientes de experiencias traumáticas y más aún cuando hay un estigma respecto a esos eventos (por ejemplo, en el caso de la agresión sexual). Sin embargo, también es muy importante que la persona conozca los límites legales de esta confidencialidad.

COMUNICAR INTERÉS: comunicar que siente interés por la persona, es una destreza importante. Trate de entender lo mejor que pueda su situación, incluyendo las emociones que está experimentando. 

Por otro lado, también es importante que usted cuide su auto referencia, puede causar que usted se sienta estresado y abrumado por su tarea. Ejemplos que muestran interés incluyen las siguientes frases: 

• Esto parece como que fue muy difícil / irritante / aterrador (etc.) para usted.

• Puedo ver en su rostro cuán doloroso esto fue para usted.

• Usted ha experimentado muchas dificultades. 

• Usted sufrió mucho.

• Puedo percibir cuán triste / abrumador esto fue para usted.



DESTREZAS NO-VERBALES: las destrezas no verbales también comunican a la persona que usted le está prestando atención y pueden ser además una manera de comunicar interés. Estas destrezas incluyen mantener contacto visual culturalmente apropiado, afirmaciones con la cabeza culturalmente apropiadas y, en la mayoría de las culturas, mantener una postura abierta (por ejemplo, evitar la postura de cruzar los brazos y sentarse con una posición rígida, o alejarse de la persona). 

A veces mostrar emociones similares revela que usted está escuchando lo que ella dice. Esto puede significar que usted expresa tristeza en su rostro cuando la persona expresa tristeza (porque ella tiene los ojos llorosos). 

Usted puede además usar breves indicadores verbales de que está escuchando como “uh”, “bien”, “ya veo” y “mmm”. Es importante recordar que puede haber amplias diferencias culturales en todo lo dicho anteriormente.


ELOGIAR LA FRANQUEZA: Para ayudar a la persona a sentirse cómoda al hablar sobre asuntos personales, difíciles o embarazosos, trate de agradecerle o incluso elogiarla genuinamente por ser tan franca y abierta. A lo largo de la intervención, usted puede además reconocerle sus esfuerzos por comprometerse con el proceso:

• Gracias por contarme esto. 

• Usted fue muy valiente al compartir estos sentimientos íntimos conmigo. 

• Aunque puede haber sido difícil hablar de eso conmigo, creo que va a ser muy útil para su recuperación. 

• Veo que usted realmente está tratando de practicar lo que hemos trabajado regularmente. 

• Use proverbios o dichos locales.

VALIDACIÓN: muchas personas se sentirán incómodas hablando sobre sus problemas personales con un extraño, pueden pensar que nadie más siente lo mismo que ellos (y tienen toda la razón), también pueden pensar que hablar de sus emociones o problemas personales es una señal de que se están enfermando, volviéndose locos o que son débiles. 

Algunas hasta pueden culparse por sentirse así. Es importante que a lo largo de la intervención usted ayude a la persona a disipar estos mitos. Puede hacerlo normalizando sus problemas, ayudándole a entender que muchas otras personas experimentan las mismas reacciones y dificultades. 

Esto significa “validar” sus problemas, lo que significa que usted le está haciendo saber que sus reacciones son totalmente comprensibles. Es también una muy buena manera de comunicar interés, se recomienda que no le diga que usted entiende lo que está sufriendo, aunque usted puede estar tratando de validar su experiencia, puede tener el efecto opuesto, pues puede no creerle. Algunos ejemplos de validación se muestran a continuación. 

• Usted ha estado atravesando una experiencia muy difícil y no es sorprendente que se sienta estresado. 

• Usted acaba de expresar una reacción común en las personas que enfrentan estas situaciones. 

• Muchas personas con las cuales he trabajado también describieron sentirse así. 

• Las reacciones que usted ha descrito son muy comunes.

• No me sorprende que usted esté tan atemorizado.


PONER A UN LADO SUS VALORES PERSONALES: demostrar esta destreza básica de ayuda significa que en todo momento usted necesitará respetar los valores y creencias de la persona a la que está ayudando. Esto puede constituir un desafío, especialmente cuando usted no está de acuerdo con esos valores o creencias. 

Usted no debe juzgarla, no importa lo que pueda decirle. Esto significa no permitir que sus propias creencias o valores personales influyan en la manera como usted responde. La experiencia de tener a alguien que simplemente escuche sin juzgar puede ser algo que la persona no ha experimentado anteriormente y esto puede ayudar mucho a confiar en usted.


EVITAR BRINDAR CONSEJOS: en general, usted no debería dar consejos a la persona. Dar consejos es diferente a darle información importante o útil (por ejemplo, sobre servicios legales u otras organizaciones comunitarias que pueden ser de ayuda). Dar consejos significa decirle qué hacer o qué no hacer (por ejemplo, “no hable de esto con su esposo”)

Una estrategia que puede ser útil para usar en situaciones cuando usted se siente muy tentado de dar consejos es preguntarle qué le sugeriría a un amigo íntimo o a un miembro de su familia que estuviera en la misma situación. 

Por ejemplo, una persona que está muy retraída y deprimida puede no buscar apoyo social porque no quiere ser una carga para otros.


En vez de aconsejarle que debería procurar apoyo y que sus pensamientos son demasiado negativos, usted podría preguntarle:

“¿Qué le diría a un amigo íntimo o a un miembro de su familia que está pensando de la misma manera? ¿Querría que estén a solas con sus problemas o que le pidieran ayuda? ¿Sentiría que es una carga para usted?” 

Esta clase de preguntas puede ayudarle a reflexionar acerca de sus preocupaciones y conductas desde un punto de vista diferente, sin que usted le diga directamente que haga algo diferente.

COMPRENDER A LA PERSONA RENUENTE: algunas personas inicialmente se sentirán reticentes a hablar con usted. Esto puede ocurrir por una gama de diferentes razones, tales como: 

• Falta de confianza; 

• Los problemas de salud mental son un tabú; 

• La intervención psicológica es desconocida en la cultura; 

• Falta de comprensión o una percepción errada sobre qué hace un psicólogo o profesional psicosocial; 

• Falta de comprensión del papel de un facilitador;

 • Ser forzado a asistir a una sesión por un miembro de la familia; 

• Sentirse avergonzado acerca de las experiencias a las que ha sido expuesto; 

• Sentirse avergonzado sobre cómo las está enfrentando ahora; 

• Cuestiones de género, tal como hablar con alguien del sexo opuesto acerca de asuntos personales; 

• Temas que son un tabú sexual.


Recuerde que no todas las personas expresan lo que sienten y piensan de forma verbal, así que tendrá que aprender otras formas para que la persona se sienta cómoda expresándose.


MANEJAR SU PROPIA ANGUSTIA: escuchar y trabajar con personas que han experimentado adversidad puede ser agotador y hasta angustiante para algunos. No es infrecuente que algunos facilitadores se sientan afectados o incluso abrumados por escuchar repetidamente historias de adversidad. 

Para evitar sentirse usted mismo abrumado o experimentar sentimientos excesivos de angustia (por ejemplo, estrés, desánimo, ansiedad, ira, desesperanza, etc.), debería considerar lo siguiente: • Hable con colegas y con su supervisor regularmente. 

• Programe recreos adecuados entre la atención a las personas (los recreos pueden incluir la conversación con sus colegas, hacer algunas respiraciones lentas u otra estrategia similar para manejar el estrés, o realizar una actividad placentera).

• Pida ayuda (por ejemplo, hable con su supervisor) si está experimentando angustia o si siente que su tarea lo está molestando cuando está ocupado en otras actividades (por ejemplo, si piensa repetidamente en alguna de las personas en particular cuando está tratando de dormir).


Entonces, no me queda más que invitarles a acordar estar de acuerdo en que el ejercicio de la psicología, la psicoterapia y en general, todo el complexus relacional, emocional, psicológico, mental, contextual e histórico, necesita ser cuidado y aunque les parezca extraño, medido y evaluado, porque la subjetividad en contextos de ayuda en salud mental necesita tener un protocolo que nos diga que la intervención si funcionó, en qué áreas específicas e intensidad, para poder seguir pensando y desarrollando modelos de intervención multiculturales, con la cualidad de replicabilidad en diversos contextos alrededor del mundo.


Adriana Sofía Silva Silva, Psicóloga, Magíster en psicología, Magíster en terapia familiar sistémica, Supervisora clínica equipos de salud mental, mentora en la Global Psychology Alliance, Escritora.  

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viernes, 23 de junio de 2023

El Terapeuta y su Autocuidado. ¿Porqué es importante que el terapeuta cuide de sí?

En el ejercicio profesional de la psicología y la psicoterapia, uno siempre corre el riesgo de presentarse como intenso con ciertos temas, ya he escrito en otra entrada sobre las inseguridades del terapeuta y en mí caso, la experticia y experiencia como terapeuta, supervisora clínica, mentora y formadora de terapeutas (sin ninguna humildad a la vista) me han llevado a sostener estos 3 elementos constantes y muy, demasiados presentes:

1. La Formación basada en la evidencia científica

2. La Supervisión Clínica, para el desarrollo y fortalecimiento de competencias técnicas.

3. La Psicoterapia personal del terapeuta.

Es posible que los últimos 2 puntos sean considerados como "subjetivos", entonces dejaré que Knapp, S. (2022), diga lo siguiente:

"Los psicólogos emocionalmente saludables brindan un servicio de mayor calidad al público y tienen carreras más gratificantes. Por lo tanto, los capacitadores deben ayudar a los estudiantes a desarrollar las habilidades y actitudes que los ayudarán a desempeñarse a su nivel óptimo"*

En el imaginario social tener un título profesional se considera la máxima realización que otorga identidad definida, beneficios salariales, que adjudica irracionalmente al profesional un status superior, un molde del que no puede zafarse fácilmente y, salirse del rol que se le atribuye, es casi como una afrenta, un horror, un escándalo.

Es tan compleja esta idealización del título profesional que al volverse una identidad incluso las siglas del título anteceden al nombre (Ps. Fulanita, PhD, Sutanita, Md, Perensejo, Dra, Perensejita, Ing. Pepito, etc.) como si la persona contenida en esos nombres y apellidos, toda su historia personal, familiar, social, cultural, quedaran reducidas para darle protagonismo al título. Entonces viene esta pregunta: "¿Y tú qué eres?" y su respuesta. "¡yo SOY psicóloga, ingeniero, médico"!, el título que se convierte en identidad, negando la real esencia. 

Para el caso de los profesionales en psicología y los psicoterapeutas, el asunto es aun más complejo por todos los mitos sociales construidos alrededor del profesional y de la profesión, es impensable para las personas que una PERSONA con un título profesional en psicología demuestre sentimientos, tenga momentos de ira, experimente síntomas depresivos, se niegue a atender porque se siente cansado/a, que llore, que grite, se niegue a "ayudar" a alguien o se niegue a hacer algún favor o que exprese sus ideas, sentimientos y emociones sin ningún filtro y es cuando sacan la famosa frase con tendencias manipulatorias fuertes: "¡Y eso que "eres" psicólogx"! NO, no somos nuestros títulos. 

Por otro lado, es impensable para las personas pensar que la PERSONA con titulo profesional en psicología se equivoque, porque el título nos ha otorgado cierta posición de poder y como "son psicólogos" todo lo que diga es cierto, sin tener en cuenta que por muchos títulos que tenga alguien, sigue siendo PERSONA con sus propios prejuicios, preconceptos, ideas, creencias, que para el infortunio de la profesión y el rol del profesional, en ocasiones validan desde esa voz autorizada socialmente y olvidan que la psicología y la psicoterapia necesitan basarse en la evidencia científica,  por lo que contribuyen a ese pensamiento mágico, que sigue rondando a la profesión psicológica.

Por supuesto que todos de alguna u otra forma queremos sentirnos aceptadxs y más cuando sobre nuestros hombros recaen imposiciones familiares, sociales y culturales de encajar en moldes irreales que niegan toda posibilidad para ser y actuar como humanos. Sin embargo, intentar responder a esta idealización tiene un alto precio para la salud mental, física, relacional de la PERSONA con título en psicología. 

Para los psicoterapeutas el precio es aun mayor, el ejercicio solitario desde la posición del "Terapeuta Superhéroe", ese que tanto insistimos en desmitificar desde nuestro proyecto "De una Terapeuta para Terapeutas".

Lo que nos lleva a pensar seriamente que el terapeuta necesita desarrollar estrategias de autocuidado y que las mismas, en primer lugar DEBEN estar insertas en sus actividades diarias, no esperar a que suceda algo tan desestabilizante que sea muy tarde para aplicarlas. 

El Autocuidado en el terapeuta es primariamente PREVENTIVO, así mismo, es una habilidad terapéutica. Entonces podemos pensar que el Autocuidado para el terapeuta se divide en dos niveles:

1er. Nivel de Autocuidado Personal; el que se realiza a través de la psicoterapia personal, donde trabaje toda su historia personal, sus nudos emocionales, descifre los complejos relacionales que afectan su salud mental, relacional, emocional, psicológica y física y diseñan las estrategias que más les funcione para lograr un bien-estar personal. 

2do. Nivel de Autocuidado profesional; el que realiza a través de los espacios de supervisión de los casos que se presentan como difíciles o en los que surja algún dilema profesional ético. En la supervisión se coloca a la luz de un observador entrenado, diversos aspectos del proceso terapéutico en sí, tal como nos plantea (Knapp, 2022)

"Debido a que los comportamientos problemáticos de los pacientes son una fuente común de estrés relacionado con el trabajo, los programas pueden enseñar habilidades para abordar esos problemas, como habilidades para trabajar con pacientes suicidas o agresivos, para abordar la ruptura de alianzas o cómo manejar el comportamiento grosero o inapropiado en la sala de psicoterapia. Tales presentaciones pueden incluir información sobre las reacciones emocionales que los psicólogos suelen sentir cuando se enfrentan a tales problemas"*

Es que el terapeuta enfrenta dilemas complejos, que no se trabajan durante la formación pero que tienen un impacto directo en pleno ejercicio profesional, por esta razón: 

"Los capacitadores pueden incluir módulos de autocuidado en todo el plan de estudio. Por ejemplo, las presentaciones sobre psicopatología pueden incluir datos sobre factores estresantes relacionados con el trabajo, las presentaciones sobre ética pueden presentar información sobre las justificaciones éticas para el autocuidado, incluidas sus referencias en el Código de Ética de la APA (COLPSIC, para Colombia), las presentaciones sobre psicología social pueden discutir el estigma de la enfermedad mental, incluido el autoestigma sobre los profesionales de la salud mental y en las presentaciones sobre intervenciones, se pueden discutir la relación entre el bienestar del psicoterapeuta con los resultados y así sucesivamente"* (Meghani, 2019).

Al final, según (Knapp, 2022) es importante que el terapeuta cuide de sí mismo, pues esto nos permitirá*: 

• Valorar el autocuidado como meta necesaria de todo psicólogo.

• Apreciar el impacto del autocuidado en los resultados del paciente.

• Desafiar el estigma de la enfermedad mental en ellos mismos y en los demás.

• Aprender a trabajar duro sin agotarse.

• Reflexionar sobre uno mismo sin ser demasiado autocrítico.

• Atender sus propias experiencias emocionales mientras trabajan (autorreferencia, autorrevelación, resonancias) y finalmente

• Construir comunidades productivas con colegas, sabiendo que juntos los psicólogos y terapeutas, pueden ser más efectivos que si actúan solos.

Entonces es importante colocar el autocuidado como un asunto principal, dejando definitivamente a un lado la idea de terapeuta superhéroe o peor, de terapeuta omnipotente, es un ejercicio urgente y necesario.

La psicoterapia es un ARTE, que se basa en construir espacios psicológicos y relacionales seguros, para los pacientes y principalmente para el terapeuta. 

Créanme, deshacerse de esas cargas sociales impuestas por el mero título, ofrece la suficiente libertad para construir el verdadero estilo terapéutico y asumir rutinas de autocuidado persona y profesional. 

Adriana Sofía Silva Silva, Psicóloga, Magíster en psicología, Magíster en terapia familiar sistémica, Supervisora clínica equipos de salud mental, mentora en la Global Psychology Alliance, Escritora.  

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Referencias Bibliográficas:
*Traducción realizada por la autora.

Callan, S., Schwartz, J., & Arputhah, A. (2020). Training future psychologists to be competent in self-care: A systematic review. Training and Education in Psychology, http://dx.doi.org/10.1047/tep0000345

Johnson, W. B., Barnett, J. E., Elman, N., Forrest, L., & Kaslow, N. (2012). The competence community: Toward a vital reformulation of professional practice. The American Psychologist, 67, 557-569. doi:10.1037/a0027206

Knapp, S. (2022). How to teach students to live life as a psychologist: Embedding a self-care perspective into psychology training. Psychotherapy Bulletin, 57(4), 16-20. https://societyforpsychotherapy.org/how-to-teach-students-to-live-life-as-a-psychologist-embedding-a-self-care-perspective-into-psychology-training/

Meghani, D. T. (2019). Self-care together: Strategies that benefit early career psychology faculty and psychological doctoral trainees. Psychotherapy Bulletin, 54 (2), 5-12


jueves, 8 de junio de 2023

¿Para qué son útiles las prescripciones o tareas terapéuticas?

Como he escrito, hacer psicoterapia no es aplicar una técnica por la técnica, sino que es todo un proceso con múltiples niveles de observación.
Y uno de los procesos del que siempre me he ocupado como terapeuta investigadora independiente, es el de la Alianza Terapéutica, esa que todo terapeuta (independientemente del modelo que aplique) construye, basado en lo planteado por Feixas y Miró (1993) para:

Comprender las condiciones facilitadoras del cambio terapéutico.
Analizar la forma en que el paciente se implica en la psicoterapia. 
Estudiar los acontecimientos relacionados con el cambio terapéutico
Comprender la función de las tareas o prescripciones terapéuticas en el cambio.

Me quedaré con este último punto, pues las prescripciones o tareas terapéuticas, permiten mantener "vivo" el trabajo terapéutico y la fluidez entre sesiones, resultando de gran utilidad para:

1. Dar continuidad, potenciar y apoyar el trabajo entre las sesiones.
2. Útil en la primera sesión en caso de no haber acordado objetivos terapéuticos.
3. Potenciar  la construcción de la alianza terapéutica y fortalecerla a través del proceso.
4. Como técnica terapéutica concreta para alcanzar objetivos terapéuticos.
5. Facilita la focalización y guía la conversación terapéutica.
6. Permite la independencia y autonomía del/los paciente/s. 
7. Como indicadores de los cambios terapéuticos acordados.
8. Para generar cambios, orientar dinámicas, modificar cómo se significan los problemas. 
Recordando que toda acción dentro del marco de una sesión y proceso terapéutico son intencionados y el terapeuta como en una buena partida de ajedrez sabrá cuál pieza mover para permitir que el paciente haga el próximo movimiento, las prescripciones o tareas terapéuticas no son un simple capricho, sino que se convierten en un importante acompañante terapéutico y por supuesto para sobrevivir a su formulación, el primer trabajo es: ACORDARLAS con el paciente, consultante, cliente o usuario; esto implica que el terapeuta necesita desarrollar una habilidad de comunicación para invitar a las personas a involucrarse activamente en el proceso. 

*En este punto y advirtiendo mi subjetividad, les comparto que he diseñado a manera de encuadre una serie de puntos en los que explícitamente escribo: "el resultado, dependerá del grado de compromiso del consultante para con su proceso psicoterapéutico", "No buscamos culpables, sino que nos enfocamos en analizar la situación para encontrar soluciones", "toda decisión que se tome durante el proceso, en cuanto a objetivos y las estrategias para alcanzarlos, será decisión expresa de los consultantes o de mutuo acuerdo con la terapeuta".

Es un delicado equilibrio el que necesitamos cuidar como terapeutas a la hora de formular prescripciones o tareas terapéuticas, por ejemplo, no puedo formular la lectura de un libro simplemente porque a mí me parece "buenísimo" o creo que tiene "una lección moral valiosa", sin antes, tener claro, si esa tarea en particular sí funcionaría en este punto del proceso, si apunta al logro de un objetivo terapéutico o sin antes  preguntarle a los consultantes, si les gusta leer, si tienen la posibilidad económica de comprarlos, si el sitio donde pueden comprarlos está lejos, si es el tipo de lectura que les gusta, si es una actividad que puedan disfrutar, si la misma tarea no se convertirá en un motivo de resistencia para el cambio que se quiere potenciar en este nivel del proceso. 

Esta es una manera de sobrevivir a la formulación de prescripciones o tareas terapéuticas, en especial cuando son modelos en los que cada sesión es cada 20 días o 1 mes.
Veamos a manera de ejemplo el siguiente caso que nos presenta Liliana Chazenbalk, en su ponencia "La incidencia del self del terapeuta en el proceso terapéutico":
Una terapeuta recientemente recibida atendió a una familia cuyo paciente identificado presentaba varias dificultades en el área social. Luego de dos semanas, la madre le dijo a la psicóloga que no veía grandes cambios, y no sabía qué hacer con su hijo, para ella “estaba todo mal”. 
Frente a este planteo la terapeuta se preguntó a sí misma: ¿Por qué no logro grandes cambios? ¿Será que no sirvo como profesional? ¿Me habré equivocado de profesión?. Frente a estos interrogantes, en un grupo de supervisión terapéutica se intentó desafiar estas distorsiones cognitivas: cuestionando la evidencia: ¿Qué te hace pensar que a partir de un sólo paciente no servís como profesional? ¿Acaso no hubo cambios? ¿Para quién son grandes y para quién pequeños?; a través de la reatribución: ¿No será que la expectativa de esa madre es muy ambiciosa? ¿No será que esta señora por esperar grandes cambios no puede ver aquellos que por pequeños no dejan de ser de importante valor?; examinando opciones alternativas: Todo reclamo de un paciente por esperar algo mejor ¿es un fracaso mío (terapeuta)?, ¿Solo a mí me ocurre esto? (p. 113)

Este ejemplo no solo nos habla de la importancia de los espacios de supervisión, sino del valor de construir la alianza terapéutica y organizar el proceso por niveles de cambio que le faciliten a las personas involucradas comprender que todo cambio, no es posible de la noche a la mañana y en ese sentido, las prescripciones o tareas terapéuticas son muy útiles. Amén del valioso proceso autoreflexivo que el terapeuta necesita desarrollar. 

A las prescripciones terapéuticas hay que dejarlas "respirar", como los buenos vinos, para que tengan el impacto esperado, preguntar a los consultantes cómo se han sentido, en qué niveles han podido observar o sentir cambios y si no las han hecho, qué sucedió cuando la intentaron, qué no les gustó, que sí les gustó, si es una tarea en pareja, revisar si a alguno le ha funcionado más que al otrx, si el cambio va más rápido en uno que en otrx, si están percibiendo esos cambios como amenazas a su equilibrio, en fin, muchas aristas por analizar y comprender. 

¿Cómo les ha ido en el intento de formular prescripciones o tareas terapéuticas? ¿Qué experiencias han tenido?

Adriana Sofía Silva Silva, Psicóloga, Magíster en psicología, Magíster en terapia familiar sistémica, Supervisora clínica equipos de salud mental, mentora en la Global Psychology Alliance, Escritora.  

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Referencias bibliográficas:

Andrade, N.,  (2005). La alianza terapéutica. Clínica y Salud, 16(1), 9-29. La alianza terapéutica (redalyc.org)

Chazenbalk, L (sf) La incidencia del self del terapeuta en el proceso terapéutico. 

https://www.macroscopiosistemico.com/prescribir-tareas/




¿Cómo sabemos si el proceso terapéutico funcionó?

Uno de los grandes retos que tenemos los psicólogos terapeutas, es saber si el proceso terapéutico funcionó, pues al final, al ser talento h...